Por doping se entiende el empleo de excitantes o estimulantes por un participante en una prueba deportiva. El uso de sustancias prohibidas es una práctica muy antigua, se conocía desde la antigüedad como los atletas griegos consumían este tipo de sustancias con el fin de mejorar deportivamente.
Otra de las civilizaciones que practicaban el uso habitual de sustancias prohibidas eran los Incas, quienes masticaban las hojas de coca. De hecho, algunos autores creen que el origen de la palabra doping viene de la palabra "dop" o "dope", una especie de licor estimulante utilizado por los "kafiors" africanos.
Hasta ese momento no se tenía constancia del peligro y del consumo de sustancias dopantes. Será a partir de 1960 como consecuencia del fallecimiento del ciclista Kart Jenssen en las olimpiadas de Roma, en situación más que misteriosa, cuando se empiece a tomar constancia de la importancia y trascendencia del uso de productos sin control.
El motivo principal es que hasta pocos años antes de esa fecha, el consumo de sustancias prohibidas era cosa de las que se ocupaban casi en exclusiva los curanderos
(sangre de toro, extractos de testículos de animales salvajes, cafeína). No se conocía de sustancias dopantes con tanta fuerza como para matar a una persona.
No fue ésta la única víctima causada por el doping. El estudio del Instituto Curie de Francia reveló que entre los años 1975 y 1995, tres ciclistas que habían participado en el Tour de Francia habían muerto por causas cardiovasculares, lo más llamativo es que se trataba de personas jóvenes de apenas 32 años. También se habían encontrado a otros dos fallecidos por las mismas causas que los anteriores de algo más de edad, de 40 y 44 años. Todo hacía suponer que entre los motivos de estas muertes estuvieron detrás las sustancias dopantes que habían consumido, entre ellas la famosa EPO (eritropoyetina).
No hace falta decir que la crónica negra del doping no solamente se aprecia en el ciclismo, este problema engloba a otros muchos deportes, como el fútbol, atletismo, esquí, baloncesto, se puede decir que abarca a todo el mundo del deporte, pero más cercanamente al deporte profesional.
Cuando se empezó a detectar los primeros síntomas claros sobre el doping, fue por aquel verano caluroso del Tour de Francia de 1967. El 13 de julio, un ciclista destacado del pelotón, el británico Tom Simpson de 29 años estaba ascendiendo el durísimo puerto del Mount Ventoux. El ex-campeón del mundo de ruta en carretera fallecía en aquel mítico puerto mientras ascendía por sus laderas. De aquella desgracia se sabe que Simpson portaba en su maillot numerosas decenas de anfetaminas. Su muerte se debió al fuerte calor que hacía aquel día, a la falta de oxígeno y al uso de estimulantes.
Su muerte causó un fuerte impacto en el mundo del ciclismo, puesto que el doping por fin salía de su cueva, hasta ese momento se sospechaba de su uso pero fue tras esta muerte cuando se levantó el telón y se empezó a controlar el tema.
Sólo doce meses antes, los más importantes ciclistas profesionales del pelotón multicolor de Europa habían amenazado con declararse en huelga si se instauraban test aleatorios de orina. Tras la muerte de Simpson, fue una obligación.
Otra de las civilizaciones que practicaban el uso habitual de sustancias prohibidas eran los Incas, quienes masticaban las hojas de coca. De hecho, algunos autores creen que el origen de la palabra doping viene de la palabra "dop" o "dope", una especie de licor estimulante utilizado por los "kafiors" africanos.
Hasta ese momento no se tenía constancia del peligro y del consumo de sustancias dopantes. Será a partir de 1960 como consecuencia del fallecimiento del ciclista Kart Jenssen en las olimpiadas de Roma, en situación más que misteriosa, cuando se empiece a tomar constancia de la importancia y trascendencia del uso de productos sin control.
El motivo principal es que hasta pocos años antes de esa fecha, el consumo de sustancias prohibidas era cosa de las que se ocupaban casi en exclusiva los curanderos
(sangre de toro, extractos de testículos de animales salvajes, cafeína). No se conocía de sustancias dopantes con tanta fuerza como para matar a una persona.
No fue ésta la única víctima causada por el doping. El estudio del Instituto Curie de Francia reveló que entre los años 1975 y 1995, tres ciclistas que habían participado en el Tour de Francia habían muerto por causas cardiovasculares, lo más llamativo es que se trataba de personas jóvenes de apenas 32 años. También se habían encontrado a otros dos fallecidos por las mismas causas que los anteriores de algo más de edad, de 40 y 44 años. Todo hacía suponer que entre los motivos de estas muertes estuvieron detrás las sustancias dopantes que habían consumido, entre ellas la famosa EPO (eritropoyetina).
No hace falta decir que la crónica negra del doping no solamente se aprecia en el ciclismo, este problema engloba a otros muchos deportes, como el fútbol, atletismo, esquí, baloncesto, se puede decir que abarca a todo el mundo del deporte, pero más cercanamente al deporte profesional.
Cuando se empezó a detectar los primeros síntomas claros sobre el doping, fue por aquel verano caluroso del Tour de Francia de 1967. El 13 de julio, un ciclista destacado del pelotón, el británico Tom Simpson de 29 años estaba ascendiendo el durísimo puerto del Mount Ventoux. El ex-campeón del mundo de ruta en carretera fallecía en aquel mítico puerto mientras ascendía por sus laderas. De aquella desgracia se sabe que Simpson portaba en su maillot numerosas decenas de anfetaminas. Su muerte se debió al fuerte calor que hacía aquel día, a la falta de oxígeno y al uso de estimulantes.
Su muerte causó un fuerte impacto en el mundo del ciclismo, puesto que el doping por fin salía de su cueva, hasta ese momento se sospechaba de su uso pero fue tras esta muerte cuando se levantó el telón y se empezó a controlar el tema.
Sólo doce meses antes, los más importantes ciclistas profesionales del pelotón multicolor de Europa habían amenazado con declararse en huelga si se instauraban test aleatorios de orina. Tras la muerte de Simpson, fue una obligación.