Hace una semana España se proclamó Campeona de Europa de selecciones de fútbol, un hito histórico ya que no repetíamos triunfo desde hacía 44 años. Ayer, Rafa Nadal ganó por primera vez en su vida el torneo tenístico de Wimbledon, tras 42 años desde el último triunfo de Manolo Santana. Hace apenas algo más de un mes, Alberto Contador cogía el testigo de Miguel Indurain y conquistaba el Giro de Italia. Pau Gasol llegó a la final de la NBA con los Lakers, cayendo ante los históricos Celtics. Mientras tanto, Fernando Alonso en Fórmula-1, Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo en motos, Gómez Noya en Triatlon, Paquillo Fernández y Marta Domínguez en Atletismo, Alejandro Valverde en bici, y tantos otros, conquistan los diferentes campeonatos, carreras, etc, donde compitan, representando a España y dejando muy alto al deporte nacional.
Algo se mueve en España en la última década, desde la irrupción de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 los deportistas españoles, tanto en deportes individuales como en equipos consiguen hitos históricos en el mundo del deporte. España se encuentra a la cabeza de liderazgos y éxitos deportivos, el nombre de nuestros deportistas conquistan triunfos allá donde compitan y provocan los celos de otras potencias mundiales que ven como los deportistas españoles se llevan los éxitos mientras ellos se quedan a las puertas, en el mejor de los casos.
Mucho he leído sobre las razones del éxito de los deportistas españoles, el clima favorable ayuda, nuestros sistemas de becas ayudan pero están a niveles lejanos de los deseados, los sistemas de captación de jóvenes promesas en ciertos deportes tiene su éxito, pero en otros diría que en la mayoría, la explosión de los deportistas no se debe a planes o ayudas sino más bien a esfuerzos individuales ayudados por un grupo cercano de entrenadores y preparadores que se dedican a ellos por puro afán altruísta.
El deporte español está subiendo constantemente hacia el éxito y cada vez quedan menos cotas, en otros tiempos imposibles de conquistar. Si un Mundial de Formula-1, un Wimbledon, un Mundial de Baloncesto, una Eurocopa de fútbol, el éxodo de jugadores nacionales a la NBA, lanzadores y saltadores de élite, etc., etc., hace 25 años, nos parecía imposibles de alcanzar, hoy en día, nada es imposible para el deporte español. La democracia nos abrió puertas en 1975, pero al mismo tiempo nos fue quitando complejos, y con las caídas de los antiguos regímenes comunistas de la Europa del Este, con sus inquisitoriales y secretos métodos de dopaje, ya en el olvido, los hijos de la transición revientan las portadas de medio mundo con sus gestas deportivas.
España está de moda y empieza a ser mirada con envidia desde medio mundo, antes nos mirábamos al espejo y nos veíamos bajitos y sin fuerza, ahora somos como auténticos titanes, llenos de fuerza y energía. Que no decaigan nuestros éxitos. Próximo objetivo: Juegos Olímpicos de Pekín