En la historia del siglo XX se ha escrito mucho sobre el genocidio que tuvo lugar en la Alemania de la II Guerra Mundial. Seis millones de judíos fueron aniquilados por los nazis, de los cuales tres millones por culpa de las cámaras de gas. Este episodio tan monstruoso se está repitiendo en la actualidad sin que las Naciones Unidas haga nada por impedirlo. Les estoy hablando de Palestina. El estado de Israel con la complicidad de EEUU está sometiendo al pueblo palestino a una ocupación ilegal en Gaza, Cisjordania y Jerusalén sin que nadie haga nada al respecto.
José Saramago, escritor portugués y Premio Nobel de Literatura, comparó hace unos años la situación en que el Gobierno de Israel mantiene al pueblo palestino, con la que vivieron muchos judíos en los campos de concentración nazis como los de Auschwitz. Estas declaraciones que crearon mucha polémica son el fiel reflejo real a una situación dramática e injusta. Israel, apoyada económicamente por el mundo sionista, se salta a la torera las resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Israel pretende extender sus límites desde el mar al Jordán, bien por la expulsión total de los palestinos a Jordania, o bien que éstos permanezcan en Israel sin derechos de soberanía, ni de ciudadanía. Esta situación nos recuerda a la época del apartheid en Sudáfrica.
El conquistador es una potencia militar que actúa con el apoyo militar, económico y diplomático del único superpoder global. Quienes sufren la ocupación están solos y no pueden defenderse; la mayoría apenas sobrevive en campamentos miserables, sin agua, alimentos ni medicinas...su única defensa son los atentados suicidas. Frente a estos kamikazes los israelíes responden con el armamento más moderno y avanzado sobre la tierra, además, se aguardan como última solución la utilización de armas nucleares.
Los medios de comunicación americanos silencian la verdad, los judíos repartidos por el mundo y con mucho poder influyen en la tomas de decisiones. Mientras Europa calla, en Palestina se está viviendo un nuevo genocidio, este en el siglo XXI y ante la mirada perpleja de medio mundo.
José Saramago, escritor portugués y Premio Nobel de Literatura, comparó hace unos años la situación en que el Gobierno de Israel mantiene al pueblo palestino, con la que vivieron muchos judíos en los campos de concentración nazis como los de Auschwitz. Estas declaraciones que crearon mucha polémica son el fiel reflejo real a una situación dramática e injusta. Israel, apoyada económicamente por el mundo sionista, se salta a la torera las resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Israel pretende extender sus límites desde el mar al Jordán, bien por la expulsión total de los palestinos a Jordania, o bien que éstos permanezcan en Israel sin derechos de soberanía, ni de ciudadanía. Esta situación nos recuerda a la época del apartheid en Sudáfrica.
El conquistador es una potencia militar que actúa con el apoyo militar, económico y diplomático del único superpoder global. Quienes sufren la ocupación están solos y no pueden defenderse; la mayoría apenas sobrevive en campamentos miserables, sin agua, alimentos ni medicinas...su única defensa son los atentados suicidas. Frente a estos kamikazes los israelíes responden con el armamento más moderno y avanzado sobre la tierra, además, se aguardan como última solución la utilización de armas nucleares.
Los medios de comunicación americanos silencian la verdad, los judíos repartidos por el mundo y con mucho poder influyen en la tomas de decisiones. Mientras Europa calla, en Palestina se está viviendo un nuevo genocidio, este en el siglo XXI y ante la mirada perpleja de medio mundo.